Líneas de Investigación

El Programa incluye seis líneas de investigación, las cuales responden al amplio espectro del quehacer histórico por lo cual los distintos proyectos podrán inscribirse en una u otra línea de investigación. Para su explicación, podríamos aglutinar estas líneas en dos grupos. Por un lado, la Historiografía y la Teoría y Filosofía de la Historia, especialidades que exigen una reflexión teórica que implica las más de las veces problemas de orden filosófico, y por otro, las restantes especialidades relacionadas con el campo de la investigación a través de la heurística y la hermenéutica.

Historiografía

El análisis historiográfico consiste en someter una o varias obras de historia a un cuestionamiento que nos permita aclarar los conceptos fundamentales del autor en torno a la disciplina. Se propone desentrañar cómo se ha conceptualizado la historia a través del tiempo, en cada época, cuál es la corriente asumida por los historiadores, cuáles sus métodos, propósitos, fuentes, explicaciones, etc. La Historiografía tiene, así, un objeto de estudio propio y una metodología que permite a los historiadores reflexionar sobre su quehacer profesional.

Teoría y Filosofía de la Historia

El hecho de que el objeto de estudio histórico sean los sucesos del pasado que son irrepetibles y no pueden ser observados implica una serie de consideraciones epistemológicas de las cuales se ocupa la Teoría de la Historia, entre otros problemas, los relativos a la objetividad, la explicación, la causalidad y la interpretación. Asimismo, a través de la Filosofía de la Historia se pueden estudiar los problemas ontológicos, teleológicos y deontológicos de la disciplina, así como de qué manera se ha percibido a través del tiempo el devenir humano, el desarrollo de las sociedades.

Desde hace varias decenas de años, las críticas que se hicieron a la Historia positivista a partir del marxismo, el historicismo y de las propuestas de la revista francesa Annales, condujeron a que se renovara y profesionalizara el trabajo de los historiadores. “La nueva Historia” abrió las posibilidades del trabajo disciplinar al proponer que debía realizarse a través del planteamiento de problemas; que podía efectuarse sobre cualquier actividad humana y que predominantemente debería ser social y no individual, insistiendo, además, en la necesidad de hacer la historia de “los de abajo”, de los grupos marginales. Para lograr lo anterior se propuso utilizar toda clase de fuentes que significaran una huella del pasado de los hombres —no sólo los documentos oficiales—, el trabajo en equipo y la colaboración con otras disciplinas tales como la Sociología, la Economía, la Geografía y la Antropología, entre otras.

Esta apertura dio paso a un sinnúmero de denominaciones: Historia de las mentalidades, Historia de género, Historia del imaginario, Historia de lo cotidiano, Historia total, Historia de familias, Historia intelectual, Microhistoria, Historia regional, Historia de la ciencia, por no insistir en Historia antropológica o Historia sociológica, entre otros muchísimos apelativos. En este caso, hemos optado por denominaciones genéricas que puedan incluir las específicas.

Historia económica

De manera amplia puede afirmarse que es el estudio de las actividades económicas del pasado, pero aplicando metodologías y enfoques particulares es posible distinguir el examen del pensamiento o las ideas económicas, la persistencia de las estructuras, las transiciones, las crisis, y los mercados, así como el análisis de las actividades agraria, industrial, financiera, crediticia y comercial. O bien la investigación sobre los transportes, las comunicaciones, o el trabajo y los empresarios, o la relación de los medios de producción con las fuerzas productivas. Incluye también la cliometría, que, a través del análisis estadístico y econométrico analiza los procesos económicos del pasado.

Historia política

Aunque relegada en los primeros tiempos por la “nueva Historia”, se ha vuelto al estudio de los procesos políticos debido a la relevancia que en algunos periodos tiene la política, pero con una mirada más social. Esta parcela investiga las relaciones complejas y variables que establecen los hombres en relación con el poder, lo cual implica atender los modos de organización y de ejercicio del poder político y las configuraciones sociales que vuelven posibles esas formas políticas y las que, a su vez, son engendradas por ellas. También se refiere al análisis de las ideas, movimientos, instituciones y líderes. Su propósito central es el estudio del poder en su dimensión pública.

Historia social

Íntimamente ligada a las otras subdivisiones de la Historia, la Historia social se ocupa de investigar sobre las sociedades. Para 1971 el historiador Eric Hobsbawn propuso las siguientes subdivisiones: demografía y parentesco; estudios urbanos; las clases y sus conflictos; estudio de mentalidades; transformaciones sociales, y los movimientos sociales y de protesta. Sin embargo, constantemente están apareciendo nuevos objetos de estudio vinculados con la historia económica, la política y la cultural. Puede entonces hablarse del estudio de los de abajo, la microhistoria, el género, la locura, la criminalidad, etc. Estos nuevos temas conducen a una redefinición constante de la Historia social, dependiendo de los conceptos teóricos que se adopten.

Historia cultural

Sin excluir el sentido tradicional de Historia de la cultura como el estudio de las expresiones artísticas o la sabiduría de las elites, hemos optado por la expresión historia cultural por ser más amplia y para incorporar concepciones más actuales, fundamentalmente derivadas de la antropología, que consideran a las culturas —en plural y sin emitir juicios de valor—, como artefactos, artículos, procesos técnicos, ideas, hábitos y valores heredados o lo cultural como la dimensión simbólica de toda experiencia humana, de la acción social, que pueden ser estudiados por la historia. A partir de estas ideas se puede incluir el arte, la cultura material, la Filosofía, las mentalidades, lo cotidiano, la reproducción cultural, la cultura política, las prácticas, las representaciones, el imaginario social, la adaptación, las resistencias, entre otros muchos procesos de interés para la disciplina.